lunes, 12 de septiembre de 2011

El Desaparecido


De pequeño un día lo encontré… no sabia que estaba perdido… nunca se sabe cuando lo está… en un torbellino de papelitos de colores comenzamos nuestra historia… su mirada discreta y su cabeza llena de formulas eran el ingrediente que faltaba a nuestra receta. Pero antes de darme cuanta de su valor, y quizás sin apreciarlo como debiera, cierto día desapareció.

De vez en cuando llegaron noticias suyas… sus sueños de niño poco a poco se fueron realizando. Abstraído del mundo se convirtió en hombre, su barba y su pelo crecieron de súbito y el día menos pensado,  apareció. 

Ante mis ojos no era el mismo… algo en su mirada había cambiado, quizás para mejor, o para peor, eso solo el lo sabe. Pero al mirar en sus ojos, a pesar de sus transformaciones, sin problemas pude reconocerlo… era el… había aparecido realmente.

Durante algún tiempo, eslabones perdidos de nuestra historia nos hicieron colidir. Nuestras ideas se cruzaron, nuestros sentimientos se enfrentaron, pero a pesar de que fueron días difíciles, el cariño innato, la paciencia y los recuerdos nos ayudaron a limar nuestras asperezas y reencontrarnos nuevamente. Pero de nuevo y como siempre… cierto día de octubre volvió a desaparecer.

Escondido estaba en algún rincón del mundo, reparando sus sueños, coloreando los días, esperando el momento exacto en que su corazón recuperara las fuerzas para hacer otra de sus apariciones sorpresa. Si me preguntaran, no les podría decir en que lugar se mete cuando sus luces se apagan… quisiera saberlo para ver si soy de ayuda. Quizás es la soledad lo que le permite ver con claridad, escuchar las voces que trae el viento o entender el murmullo del río.

Siempre hay novedades cuando aparece, pero también hay misterios… a veces cicatrices. Las preguntas lo agobian pero siempre, a pesar de todo, responde con una sonrisa. Escapista experto, capaz de doblegar incluso vehículos en movimiento. Con fuerza y rapidez de atleta se escabulle por las calles burlando a quien quiera tratar de atraparlo. Con astucia y destreza resuelve enigmas, aclara su ruta y camina seguro.

No se donde andará caminando ahora… no se si es que habrá desaparecido otra vez… solo espero que cuando ocurra de nuevo, pues ese es su estilo y se que lo hará, no olvide el cariño que todos sentimos por el. Quizás la soledad es para el una buena consejera, y si así es, que sus palabras le guíen en su camino de vuelta, pero si en algún momento siente que no lo es, que no olvide que aquí siempre estamos, y cuando sea necesario iremos por el.

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