Mi poema 20

**/ Lo encontré entre mis cachureos... inspirado en el Poema 20 de Pablo Neruda /**

Puedo escribir los versos mas tristes esta noche... pero que gano con hacerlo, ¿acaso escribir versos aliviara el dolor que pesa sobre mi alma?, ¿sanará las heridas que llevo en mi corazón curtido por el dolor? ¿me ayudaran a obtener tu perdón acaso? luego de haberte hecho tanto daño, ¿que mas puedo hacer?

Puedo escribir los versos mas tristes esta noche, y aunque se que puedo, no lo haré, porque me duele recordar las cosas que pasaron, el dolor que te causé,  las lagrimas que derramaste por mi y que yo no supe valorar. Me duele saber que por mi culpa ambos terminamos lastimados… haberme dado cuenta tan tarde de que te necesito.

Se que no estas para disculpas, pero que más te puedo pedir... que más puedo decir,: lo siento? la noche esta estrellada?, y tiritan azules los astros a lo lejos?, como quisiera estar contigo, y contar los astros uno a uno, sin temor a las maldiciones ni a las verrugas, quisiera abrazarte y con tu calor abrigar esta noche solitaria.

La noche esta estrellada, y donde estas tu  ya es de día, en lugar de astros tu ves un cielo azul, con un aroma diferente que yo no puedo sentir.

El viento de la noche gira en el cielo y canta una canción de amor, de esas tristes, en la que las lagrimas brotan sin razón alguna por los ojos de las personas mas frías. La melodía se clava en mis oídos y me hace recordar cuanto me quisiste, y que a veces yo también te quería. En realidad te amaba, pero nunca me quise dar cuenta, me daba miedo sufrir como tú lo hiciste.

Recuerdo que en noches como esta te tuve entre mis brazos, te bese tantas veces bajo este cielo infinito, fuimos felices, fuimos solo uno, el viento cantaba… giraba en el cielo y cantaba… yo también te quería. Amaba esos ojos fijos y sinceros mirándome a cada instante, penetrando mi alma y arrancando lo mejor de mí… puedo escribir versos tristes, los más tristes esta noche… pero eso no te devolverá a mi lado.

Ya no te tengo, y todo es mi culpa… por mi soberbia te he perdido. Te has llevado mi vida, mis ganas, mi risa. Todo ha quedado en silencio… solo me queda oír la noche inmensa que se hace mas inmensa sin ti. Perros lejanos que quizás ni siquiera existen acompañan mi soledad, sirenas y motores corriendo rápido por las calles vacías, y así, mis versos caen al alma, como al pasto el rocío… monótonos, sin sentido, sin vida y fríos… fríos y húmedos mojando mi dolor con lágrimas de angustia  por haberte alejado de mi, haber destruido nuestra felicidad.

Que diablos importa que mi amor no haya sido suficiente, no haber podido guardarte, si la noche está estrellada y tú no estás conmigo. Noches como esta compartimos en silencio, tu cabeza apoyada en mi pecho, mientras el aroma de tu cabello suavizaba mis sueños. En la soledad de esta noche, a lo lejos alguien canta, a lo lejos. Su felicidad me arde, su canción me tortura, ese alguien soy yo, dedicándote melodías de amor cuando aun te tenía.

Mi alma aun no se contenta con haberte perdido, y mi mirada te busca en la oscuridad, entremedio de esas estrellas que a lo lejos susurran tu nombre con sus ases de luz. Como para acercarte mi mirada te busca, mi corazón te busca, pero ya no estás conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles que nosotros interrumpimos con nuestras ansias de amar, torturándolos con un corazón tatuado en su carne para que nunca fuese olvidado, entre ellos, entre el bosque y la oscuridad, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Esta noche sufro por tu ausencia, porque te necesito, porque me acostumbré a quererte, pero ya no te tengo. Ya no te quiero, es cierto… pero cuanto te quise… cuanto te amé, cuanto vivimos, cuanto dijimos. Mi voz buscaba el viento para tocar tus oídos cubiertos por tu cabellera suave y perfumada, para decirte cuanto te deseaba, susurrando palabras prohibidas que la gente no entendía, que yo mismo no entendía. Tuve miedo.

Hoy eres de otro, como lo fuiste antes de mis besos, como lo fuiste antes de amarme y acompañar mis noches solitarias. Humedeciste mi cama con tu voz, tu cuerpo claro, tus ojos infinitos. Me llevaste al infierno en un segundo, quemaste mi piel con triquiñuelas aprendidas quizás con quien, y en tus ojos vi sus rostros, reflejados sobre el mío. Quise matarlos por haberte tocado, no sin antes agradecer por haberte instruido. Ya no te quiero, es cierto… pero tal vez te quiero, tal vez lo que siento no es cierto, tal vez te amo demasiado por eso no supe amarte. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido… aun te huelo, aun te escucho, aun te siento, porque en noches como esta te tuve entre mis brazos y estuve entre los tuyos. Me llevaste al infierno y me trajiste en un segundo, me llevaste al cielo, negociaste mi alma, jugaste conmigo. Ahora vago, sin saber que quiero, sin saber que hice. Mi alma no se contenta con haberte perdido.

Y si te pido que vuelvas, y si me ofrezco cautivo, si te digo que tomes de mi lo que quieras, que no escuches las cosas que digo, que en realidad te amo, y esas estrellas, astros azules que tiritan a los lejos son mis testigos.

Lo se, ya es muy tarde, y perdón no es lo que pido, tu fría mirada en tus ojos infinitos, esos ojos que han visto todo lo que yo mismo he vivido, esos ojos que leen en mis palabras verdades que invento solo para que no sepas que al herirte, yo soy el mas herido. Este es el último dolor que te causo, el último dolor que por ti vivo y estos son los últimos versos que para probar que te amo, que aun te amo, te escribo.

Mique - 2006

- Erase una vez