Desde que tengo memoria, al menos una ves al día me detengo a resumir los vivido para ver que cosas interesantes han pasado… hecho que cobró más sentido aun luego de vivir la experiencia de Ejercicios Ignacianos, con las Catecas Sopeña… trato de escribir los días en mi mente como si fuera una historia, agregando detalles que le den sabor a los que se tornan grises… o incluso blancos cuando la rutina me remece las neuronas. Trato de mirar los días desde afuera, leyéndolos en el aire como si fueran capítulos de un libro, o mirándolo en la nebulosa de colores de mis ojos cerrados como si fuera una película (o quizás, para ser más realista, una teleserie mexicana bien cebollenta).
Cuando era niño… a veces por la noche escribía el día, resumiéndolo en algunas páginas de una agenda vieja, o un cuaderno del año anterior… pero luego de llenar páginas y páginas donde la realidad a veces se me confundía con los deseos , destruirlas o tirarlas a la basura, evitando que alguien conociera lo que mi mente traducía de un día común y corriente.
Hace ya varios años… alguien por ahí que prefiero no nombrar, me picó con el bichito de la lectura… y fue como llegue a leer a Isabel Allende. No se si será la mejor escritora como muchos dicen… (o la peor, como algunos de mis amigos dicen), solo se que me gusta… que su forma de relatar calza con mis libros invisibles de cuando era niño. Fue en el primer libro que leí de ella donde me enteré de los ‘Cuadernos de escribir la vida’… fue entonces que pude darle un nombre a mis papeles viejos, a mis archivos, a mis fantasiosas historias que contaban mi día a día.
En estos meses que he estado un poco más solo, he sentido la necesidad de escribir como cuando era niño… por eso comencé este Blog… por eso comencé a escribir en este lugar, que más que un diario, es un ‘Cuaderno de escribir la Vida’. En estos escritos escribo el día a día… pensamientos, sensaciones, historias… y el que quiera leer, que lo haga…
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